El camino de ser emprendedor en México ha cambiado a lo largo de los últimos años, no se mueve a la misma velocidad en comparación con otras regiones del mundo. He tenido la oportunidad de emprender dos startups, ambas con operaciones en México y Arabia Saudita (Wayakit y Sin Acqua). Con base en mi experiencia puedo reconocer las diferencias entre ambos países: existen apoyos más directos y efectivos en el Medio Oriente para quien quiere emprender en tecnología, desde políticas públicas y mecanismos de financiamiento. Por otro lado, el mercado en México es bastante más grande, y recientemente hay esfuerzos importantes de parte de capitales privados para apoyar proyectos innovadores.
Refiriéndome específicamente al emprendimiento en el sector del agua, en México y gran parte de Latinoamérica, existe una necesidad no cubierta de empresas que generen innovación y valor en varios rubros, debido a varios factores: cambios normativos para descargas de aguas residuales (donde los límites permitidos de contaminantes son cada vez más estrictos), el envejecimiento de la infraestructura en la región y la necesidad de rehabilitarla, mayor concientización en la población sobre temas de cuidado del agua y sostenibilidad, la escasez y sequía que azotan grandes zonas con alta concentración de población, entre otros.
En el sector del agua en México tenemos 3 áreas donde existe una demanda de soluciones innovadores que en mi opinión es buen punto de partida para emprendedores o potenciales emprendedores que quieran navegar este camino en el país: detección y reparación de fugas de agua en redes de distribución de agua potable, mejores tecnologías para el tratamiento de aguas residuales (recordemos que la tecnología que más se usa en México para tratar el agua residual lleva usándose en el mundo por más de 100 años), y la recuperación de nutrientes y agregados de valor de las aguas residuales (como pueden ser los fertilizantes). Otro tema que ha tenido mucho auge recientemente es la digitalización, por un lado, en los servicios de medición y cobranza, y por el otro lado el monitoreo en tiempo real de la calidad del agua.
Emprender conlleva siempre riesgos e incertidumbre, y es indudable que uno se enfrenta a múltiples obstáculos a lo largo del camino. Los problemas más comunes con los que nos topamos son el tener un enfoque orientado 100% a nuestro producto o servicio, olvidándonos de los clientes y usuarios. Pareciera que nos “enamoramos” de nuestro desarrollo o tecnología, y dejamos de ver si estamos o no resolviendo un problema o una necesidad de primer orden de nuestro cliente o usuario. Al poner primero el mercado y sus necesidades, podemos pivotear en nuestra propuesta de valor y ser exitosos, aunque muchas veces no sea con la primera idea concebida sobre nuestra tecnología. Finalmente, ser emprendedor implica ser flexibles en muchos aspectos, desde la forma de trabajo, hasta estar dispuestos a volver a la casilla de salida si nuestro producto o servicio no está adaptado a un mercado objetivo y no resuelve una necesidad de nuestros clientes y usuarios.
Iniciativas como las dirigidas por Casagua ayudan a conectar a los innovadores y emprendedores con las oportunidades de fondeo y desarrollo de su tecnología, con miras a tener un producto que se pueda probar, demostrar y eventualmente comercializar. Este cambio positivo en el rumbo de las startups y el mundo del agua es fundamental para generar tecnología única que resuelva los grandes retos ambientales y sociales a los que nos enfrentamos en un sector conservador como lo es el del agua.
Rodrigo Valladares
Co-fundador de Wayakit & Sin Acqua I
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